mis raíces que se burlan y balbucean las verdades que negué.
¿qué se puede aprender de tanta soledad?
yo no rechazo, yo temo
por mi dios, el silencio
ausencias
¿cuando llegaré al lugar del que nunca me fui?
me arrodillaré ante la niña del perdón
navegaré bajo cielos furiosos
entre pierdas filosas
temores de plata
la vigilia no vigila
la perdida no perdura
la mirada no miró
no jugó, no dudó
siente el placer de renacer en tus pliegues infinitos
adormece en tus pestañas
deshacerme en tu abrazo efímero
las cuchillas esperan
no se cansan de buscarme, de llamarme
gritarme, seductoras ninfas que no matan
y qué pena
¡cuánto viento en la ciudad!
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