21.8.12

En el fondo siempre supe. Temía estos acontecimientos tortuosos y el retorno a las decisiones que lamentaré. 
Estoy viviendo sin vivir, anesteciada, poco lúcida, poco apasionada, robot disfuncional que de vez en cuando un cortocircuito y todo al carajo. ¿A quién puedo engañar con todas estas contradicciones, estos cambios mentirosos? Es tan notoria mi actuación y tan mediocre, dualidad es todo lo que tengo. Soy todo y no soy nada, soy cada ser, cada palabra, cada caricia, cada homicidio. Y soy el viento, intangible, indescriptible. Adjetivos para mi persona jamás. Abstraída pero atenta. Sus palabras me trastornan, ¿cómo quieren que no siga tan enferma, que me cure sin una cura, que solucione un problema que ni siquiera está planteado? Maldigo mi herencia, tanta gente heredando propiedades y yo acá con una enfermedad mental que me controla y me descontrola con la misma facilidad con la que podría matarme en cualquier momento del día, espacios en los que los segundos se hacen chicle en mi cabeza y mi cuerpo no es más que un adorno en esta casa-hotel. Un cigarrillo más, callate un poco nena, por favor. Pero si nena no soy, nena nunca fui y, sin embargo, tanta inocencia, tanta ilusión infantil. Débil pero fuerte, orgullosa pero tan estúpida al final. Tengo las penas de una anciana y el llanto de una nena caprichosa, soy el extremo del asesino que en el fondo es un corazón agotado de sangrar, esperando una luz en el túnel. Vómito. A ver cuánto tiempo pasa hasta que me vuelva a caer de cara contra el piso, no tan metafórico si tenemos en cuenta mi historial oscuro, cómo me da la cara y el alma para prometer serenidad, para desdeñar la preocupación que en verdad demando. Ojalá no fuera como soy y todas las personas anhelaran oírme, ojalá tuviera cosas bellas que contar, historias majestuosas, flores, árboles y soles, pureza, futuro... Ojalá tuviera futuro. 
Días en los que me sé tan inteligente y especial, repleta de verdades merecedoras de ser transmitidas y eternizadas, ansiedad de gritarlas, vomitarlas; desordenada y loca, verborragia propia de la maníaca que habita en mí, que soy toda yo, la maníaca-depresiva, la presencia-ausencia, la mentira-verdad en la que me pierdo ciega y muda sin saber si mis cualidades son mías o si son de la enferma, de la irracional. Tanta furia, tanto amor. Amo u odio, no existe nada más, para el resto solo tengo silencios y desinterés, que se callen, que los parta un rayo en dos y que los cerdos se encarguen del resto. Idiota. Misericordia mezclada con orgullo autoimpuesto. Miento. No volveré a asegurar y prometer(me) nada nunca más, si todo en mi cabeza da tantas vueltas y nada vuelve a su lugar de origen, avejentada, desarreglada, superficial pero tan profundo mi vacío y mi ansiedad de belleza abstracta, de silencio que aturde. Ganas de abandonar el tratamiento. Harta de doctores y psicología barata. Harta de abandonos y mentiras que me seducen. Harta de ser la que no soy y vivir así de perdida, así de muerta. Sonrisa cansada. La hermosa, la deseada. Antes por lo menos tenía tantas historias para contar. Yo, adicta al drama y a la sangre. Adicta, sobre todas las otras cosas. Si no existiera mi mamá hace rato que me arrastraría por la decadencia y mi única amante tan oscura tan siniestra, tan real. Qué importa. Los días.
Corro tanto peligro al lado tuyo nena, me partís en dos, tus ojos de tristeza, sos la mentira más dulce, el paisaje más lejano. Para colmo, ese peligro es perfección y es destrucción, ¿cuán lejos está una cosa de la otra? Mi amor, si pudiera creerte otra vez, te elegiría tantas veces hasta desmoronarme y caer otra vez, hasta ahogarme con mi llanto y entender que la vida sin vos es tan tranquila, tan entera, tan aburrida y predecible. Yo te amo tanto que no puedo despertarme sin amar. Me muero y renazco en tus ojos absurdos. Mi cabeza y mi alma, lucha eterna de saber que todo es mentira, que es solo un juego en el que las cosas son tan bellas y eternas, en las que el amor es sólo un beso y el mañana no existe, no importa, no me roza. En la soledad mi miedo vuelve a atacarme sin piedad, vuelve la realidad de que estoy tan lastimada, tan pateada, tan escupida. Nena, por qué, tanto destruir en vano. Y todo lo sé, pero todo gira, el tiempo me supera, yo tan cansada, sin fuerzas para pensar. Ojalá no fuera amor lo único que veo en las dos, en nosotras que no existimos más, ojalá pudiera odiarte y escupirte con todas mis fuerzas pero, amor, todo lo sabés, todo lo conocés, todo lo cambiás y yo tan frágil existiendo de nuevo frente a vos, parada con una flor marchita en la mano aceptando y resignando mi amor propio porque etcétera. Nena, por qué. Mi cabeza va a estallar. No queda otra, hay que comenzar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

copos de azúcar