2.8.12

Lo de siempre, a la máxima potencia.
Y está mejor así, si ella lo dice, si ella que es la que sabe, la que tiene un título, la que me guía lo dice, es mejor así. Cuánto esfuerzo por tratar mi cabeza en vano. Primera vez que doy mi corazón todo entero toda sinceridad todo amor puro, verdad, mi verdad, mis secretos, mi oscuridad que ya no es oscuridad porque se ve tan opacada con la tuya, nena.
Y me siento tan sincera, tan real. Lo que me gustaría es no dormir sino desmayarme como hace unos meses, en los que no podía recordar un solo sueño y todo era más hermoso al despertar, sin cansancio, sin pesadez en mi cuerpo. Antes mis sueños no me torturaban, sólo me torturaba la noche, el silencio eterno de quien lee para hallar algo dentro suyo que se esconde prolijamente en síntomas mentirosos. La culpa era insostenible. Realmente no sé lastimar, todo me vuelve, el cuchillo se da vuelta y me penetra mucho más profundo de lo que yo intento penetrar en el alma de los demás. No sé lastimar. Prefiero herirme a mí misma. Y mis métodos autodestructivos que son lo único que calma mi llanto. Yo no quiero llorar, tengan piedad de mí, no me traten como una loca cuando lo único que busco es no llorar por causas perdidas. Si ustedes tienen otras maneras lo acepto, pero la mía es esta. La mía es manosear. Rojo infierno. Yo los acepto, los acepto a todos, son tan hermosos todos, porque son una farsa. Y un encuentro real en este mundo es tan improbable que decepciona. Cuando me ilusiono soy extrema. Nada me detiene. Todo lo doy, toda me doy, porque no tengo otra alternativa que esperar y creer que alguien va a salvarme, que alguien me va a dar la libertad que anhelo. Me aferré a mentiras. Culpa mía, de nadie más que mía. No debería sentirme tan culpable. Al fin y al cabo los besos a una la rescatan pero siempre hay consecuencias. No existe la fluidez en este tipo de situaciones. Al menos no en mí y que se callen, que no hablen, que no me pregunten, que no me obliguen a abrir la caja de los dolores y escupir verdades monstruosas que nadie desea escuchar realmente. Pero preguntan, pero insisten, pero son tan insoportables o yo tan débil y mis excusas y mis mentiras para no preocupar. Che cuántas cascaritas cuánto cuerpo hecho mierda. ¿Quién querría tocarme y acariciarme más de una noche de inventado encuentro? La mendiga. Migas de pan no, ya no. Ahora que aprendí, ahora que sé que puedo ser pura en el amor, que puedo ser sincera, que puedo darlo todo y quizás encontrarme con un camión mucho más fuerte y oscuro que yo que me pise y esa mujercita mentirosa que me patea que me enferma pero que amo, no importa, lo mismo da, lo mismo da lo que me den, porque yo doy y lo dí todo, no me queda nada más, no tengo palabras, no tengo nada atragantado en mi garganta que busque salir porque ya lo dije todo con caricias y perdones, no queda más nada, vacía de palabras pero también vacía de perdones, ya los dí, ya aprendí. No fue bueno para mí pero tampoco fue malo, lo necesitaba, la necesité pero realmente ya no más. Sinceridad. Ya no más. Un final horrible pero un final al fin. Podría haber sido todo tan diferente, tan dulce, tan rosa. Oscuridad. Bañada en ella. Toda ella oscuridad. Toda ella miedo. Pero en el fondo... Quién sabe, el tiempo es tan peligroso, todo lo lleva, todo lo trae. Días que estoy muy bien, muy entera, muy emprendedora. Días que la vida me parece un chiste de mal gusto y todos saben que para que a mí un chiste me parezca de mal gusto... Complicado llegar hasta ese punto sin retorno. Dentro mío, inconsciente hijo de puta. Sueños que desearía no tener, no recordar, pero que están allí por alguna razón, supongo que es pura autodestrucción, más de lo mismo, más cosas que cambiar. Cambiaré. Seré tan fuerte pero tan hermosa en mis palabras, tan suave mi presencia, ya no seré la que asusta, la que pudre todo a su alrededor y escapa pero siempre regresa. Mi escape es eterno. Mi huida no es huida, es camino pausado, tranquilo, sin fatiga, sin arrepentimientos. Todo lo dí, nada más me queda. Ahora, a empezar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

copos de azúcar