La verdad. Mi fiebre de dolor innecesario. Asustada. Temblores.
Hermoso el amor, belleza de conexión y suerte de haber hallado el tesoro infinitamente incierto. El mañana tan terrible, tan oscuro.
Mujer que fuiste, niña que serás. Imposible retener ese momento de armonía.
Se acerca la noche de ausencia y nada está bien, nada encaja con mis pensamientos tortuosos de belleza presente en los recuerdos. Debería aferrarme a esa verdad, a esos momentos de realidad y belleza que solo existen cuando se ama, profunda, totalmente, hasta los huesos, hasta los sueños.
Piel de nube y ojos de cristal. Te quiero eterna, te deseo en mí, nadando contenta, llorando con ganas, viviendo y naciendo. Le temo a mis proyecciones, temor a que se termine lo que creo infinito. Amo tanto. Amo y temo. Todas ellas tan hermosas y yo tan yo, solamente yo, siempre yo, no logro ser nada más que yo.