8.2.12

Diario de campo

7 y media

mirada ausente
(de vos - de mí)

Que podrías venir. Apagar la ténue luz que acaricia mis piernas y usurpar su función. Disfrutaría tu regreso con sal en mis labios cortados.
No vendrás. No sé nada, ni tu accionar ni tu paradero. ¿Te preguntarás dónde me encuentro yo? De sobra sabés que la única respuesta es: perdida.
Escapando de las olas enfermas, sangrientas.

Matar las horas a sangre fría. Ellas, ingenuas, creen que las vivo. Se equivocan. Me equivoco yo, otra vez.
Soy tan limitada. Mi lenguaje, mi perspectiva.
Escribo sobre mi alma y eso es todo lo que sé hacer. No sé ver a los demás si no es a través de mi ventana de cenizas. Deben ser hermosos. Debería ponerle lentes a mi alma, para que vea mejor y ya no sangre, rencores.

30 - 01 - 2012

Aferrate al descontento, a la decepción, a la ilusión rota, desencajada, enrojecida de furia atroz. De esa forma duele menos. De esa forma no hay lugar para el deseo, no hay un vacío tan profundo por no sentir sus brazos, su piel, su cuerpo de niño incapaz de herirte. Olvidate de las risas, los juegos en el comedor, las persecusiones, los besos en el piso, los encuentros.
Olvidate de las promesas: arrancalas, extirpalas.
No, no llores, no recuerdes más que la furia reciente. No viajes al pasado, no rías por momentos que ya no existen, por un cuerpo intangible, por un eco que nadie más que vos oye (y ni siquiera).
Olvidate de la belleza, del sol haciéndole cosquillas en la nariz, de los enojos de infantes despreocupados, de las puertas que se abrían sólo para vos y para él, de las camas que sólo fueron creadas para vos y para él, del amor, olvidate por favor. No es consejo, es súplica. Arrancate. Salvate.

31 - 01 - 2012

No siento el nuevo año como algo relevante.
Me equivoco y continúo colocando las fechas de manera errónea. No hubo un quiebre tangible (sólo mi "alma"). Y en verdad sí lo hubo, al menos para todos los que me rodean.
Tengo ciertas cicatrices que por momentos detesto y por otros deseo mostrar con orgullo (patético).


Depender de pequeños redondeles químicos para conciliar un sueño profundo.
Soñar con un funeral. Arañas acechando en la buhardilla (pequeño refugio de verano ardiente).
Dependencia total (sexo - tabaco - químicos - palabras).
Creer ver en mis sueños (quizás lo inventé en la vigilia). Sed. Nunca hambre. Ya no vomitar. Ya no (di) simular.

Nota: mi única e irremediable forma de catalogar a las personas es idealizándolas.
Ni bien ni mal.
No creo que nadie pueda sobrevivir sin adoptar una pose. Consciente o inconsciente.
Basta de hipocresía y de guardarte las palabras hirientes que deseás escupir.
Me hablo, me escucho
(nada me deja conforme)


NO empezar a imaginarme dónde (cómo) estarán aquellos que no se encuentran a (de) mi lado. No. Siempre encuentro la manera de herirme un poco más, aún en la lejanía. Me arrastro por siniestros acertijos y los lugares no me modifican los hábitos oscuros. Continúo espectante. ¿Qué? ¿Para qué? Debería emprender una búsqueda sincera, para variar un poco.


El exilio.
(te vas hundiendo
al atardecer
en el atardecer)
La noche: eterno temor.


1 de febrero

Buen ánimo (duró más que lo habitual)
¿Efecto placebo o de verdad el tratamiento da frutos? "da frutos", curiosa expresión. Idiota. No lo sé. Nada sé.
Se han hablado las cosas y las aguas están calmas. ¿Motivo de alegría?
Sigo proyectando una venganza ilusa, idiota (nunca llegará).
Pero sí llegará el momento en que encamine mi vida y distraiga mi mente con una rutina productiva.
Sobria. Tranquila. Calma.
Orgullo de ser una enferma, gritárselo al mundo, gritarles mi reproche, mi eterno "por qué a mí", como una nena egoísta y caprichosa. Pero quejarme con orgullo vacío e inventado.
No debe preocuparme (no posee profundidad).


Cuando tenías que estar, echaste a correr.


(madrugada)

Que se quemen vivos todos. Dejen de exigirme esfuerzo, ¿no lo ven? Soy débil, hago todo lo que puedo y aún me siguen creyendo egoísta.
Me divorcio de la especie humana, para siempre.


Dejá de aferrarte a esta gente que te parte el alma con palabras vanas. Inconstantes y egoístas como vos. ¿Por qué sufrís por ellos? ¿Por qué dependés de sus palabras vacías, incoloras, ausentes? ¿Por qué tanto dolor inútil?
Me aterran sus vidas lejos de mi cuerpo, sus dedos desnudando otros desconocidos.
Lo imagino y tiemblo. Me odian, me alejan, me hieren en silencio.

A vos, mi amor, que estás sólo como yo, detrás de una pose esquiva y distraída. Nada creo, nada veo. Te extraño, a vos, te pienso, te recreo. Me hundo por una caricia. Mis cenizas, ahogándome. No hay más refugios, no hay lugares a dónde huír de mí. Me sufro, cada noche, a veces en los días, a veces me ausento de todo, de todos.
Y quiero volver. Cuidarnos. Inventar un amor natural.
Vivir en mis fantasías penosas, lastimeras, que hastían a todos.
Nadie me enseñó a alejarme.

Debería matarme esta noche, o todas.
Cada día lo entiendo y lo veo más claro. No pertenezco a este sitio, a esta tierra. No sin amor, no sin dolor.
Estoy tan cerca de prenderme fuego.
Tan cerca de preocupar a todos por una última vez. Irme. Esfumarme, ser una foto gris.


2 - 01 - 2012 (temprano, frente al mar)

Desorden matutino. En mi mente, claro está.
Vómito inexplicable.
¿Dónde está la mejoría de la que me jacto?
Sé que incomodo a los demás y, sin embargo, retrocedo. ¿Por qué siento culpas?
Incongruencia de los valores, de la importancia.
¿Es mi plan inconsciente alejarlos a todos, matarlos, quemarlos? Al menos en mí, al menos de mí.
Desconexión con mi cuerpo.
Sólo soy un caracol muerto sin hogar, estampado contra un muro.


Noche: Euforia desenfrenada, irresponsable.
Bailar, gritar hasta quedarme sin vos para cantar (otra vez). Exacerbada. Loca. Hermosa. Feliz.
Ahora dormir (¿por qué tengo la certeza de que me voy a caer desde esta cornisa?)

Todavía dormir no.
El sueño me atrapa pero mi melodía es esquiva.
Deseo de reconocimiento positivo, de ser algo más que una variable.
Deseo de ser constante en algo. Perfeccionar mi canto. Escribir letras. Poemas. Contar una historia larga también. Proyectos. Esto es bueno. ¿Cuánto durará?
No sé si deseo el retorno a la ciudad. ¿Quién me espera ahí?
Nadie reclama, nadie nota mi ausencia. De cualquier forma, volveré y la tranquilidad se esfumará. Pero en mi mente...
Espacios vacíos (incertidumbre).


3 de Febrero. Mañana (mediodía) de sol.

Contenta. Poca tolerancia (constante).
Música y poca lectura.
Como era de esperarse, perdí la voz otra vez a causa de la euforia de ayer. La quiero recuperar y cuidarla, deseos de cantar a todas horas. Soy una molestia. Si al fin viviera sóla, no tendría muebles, sólo un cenicero y un ventanal para cantarle al viento, al sol, al mundo indiferente.
Pero para eso debo volver y trabajar. Estudiar. Dejarme de idioteces, de arrepentimientos.


Me desperté escuchando que mi perro sangraba por la boca.
Me dieron ganas de sangrar un poco, pero en cambio no, en cambio café y comenzar la aventura.


Flores disecadas
tu frío incesante
tus palabras ausentes.

Piel y huesos calientes
navegando contra el sol
estrellando la lógica
entrega parcial
del día que va.


¿Alguna vez me permití el lujo de rechazar firmemente a alguien?
¿De dónde nacen mis preguntas sin importancia? Es que mi padre...
pero no. Eso qué importa, a quíen, por qué.


Dejando que pase el tiempo. Labor compleja, pesada, insana (mentiras).
Sonrisas de niños que a veces me provocan náuseas y a veces ganas de hacer el amor y salvarme de la continuidad pésima de los días. Mi mente no se cansa, no me perdona.
Me acosté entre rostros del pasado (el colchón me molestaba, no hallaba posicion).


Tarde

No abrir viejas heridas ante la desesperación.
Estoy haciendo algo "noble" (¿sano?)
¿Qué quiere? Si él me dejó, como todos.
Sexo no es la respuesta, eso yo lo sé. Por eso, mejor la nada que las migajas, las cenizas.
No quiero más lágrimas que posean indentidad. Si lloro, sólo será por mí y por mi soledad. Le cierro las puertas a los viajeros que regresan arrepentidos o desesperados como yo.

Todo vuelve a mí (una vez más)
pero no me alivia
porque vuelve todo
menos vos.


19:30 hs.

Vi tu cara y en verdad era una mujer fea y gorda. Verte por un instante me rescató de mi previo berrinche.
Ahora me estoy riendo, disfrutando el saberme incómoda aquí sentada.
Quiero embriagarme ya y las horas se hacen eternas. Es una mentira que deseo ver el amanecer en el mar, yo sólo deseo el alcohol (y el insomnio).

A la mañana

Imbécil. Inservible. No podés salir. No sabés tener amigos. Camila puta, ebria, sucia, exhibicionista, show girl, vacía, almeja, puta, idiota, fea, sucia, reiterativa.
No podés salir en paz sin que te juzguen. Debo salir sola. Me duelen los oídos, me olvidé de las estrellas que me hubieran conmovido, olvido, confusión de caras, nombres, números, palabras, muecas, dudas.
¿Qué va a ser de mí en Buenos Aires? Acá al menos a alguien le importo.
¿Para qué vuelvo? A lo mismo, a sufrir, igual que acá, igual que en todos lados.
¿Quiénes eran? ¿Cuántos? ¿Para qué?
Noche arruinada (igual...¿había que ser tan exagerada?)

Nada resta a mi sensación de culpa, más bien la engrandece, la adorna. Acompañante vana. ¿Quién me cuida? Yo no quiero cuidar, amar, esperar.
Morite, morite pronto.
Mundo repleto de mierda.

Al despertar

En verdad todo estaba mejor de lo que imaginaba.
Que venís, que tenés el valor (la locura) suficiente.
Que me das un objeto en reemplazo de las palabras que me negaste. Huyo hasta en mis fantasías. Imagino la conversación y lloro. Fracasada, como me llamó un chico ayer por la calle. Fracasada. Sola. Abandonada.
Pero estoy bien. Mejor. Calma. Alimentándome, preocupándome. Queriendo ser otra, pertenecer.
Objeto. Palabras en forma de objeto (probablemente un dibujo). A mí me bastaría. Todo me bastaría o me calmaría por un rato (¿una hora? ¿dos?).
Estrellas, amor. "Pero el amor, esa palabra..."


En un cuerpo vacío
huecos de paz.
Siniestros escondites.
La arrastrada.
La olvidada.


Make love (¿cómo se hace? ¿receta?)

Sentirme una hormiga por mi falta de voz. Susurros.

Sentir tantas similitudes con los diarios de A. Pizarnik. Con ciertos aspectos de su desorden, tanto doméstico como sexual. Y mental. Me siento una ladrona de sentimientos espantosos, pero atractivos a la vez.
Pero no, si tantas personas sufren. En todos las épocas, en todos lados.
¿Qué es motivo de sufrimiento? ¿Existen escalas? No para el sufrimiento en sí, sino para las razones por las cuales...
Vacía de palabras. De orden, de disciplina. Necesito disciplina, concentración. Ubicarme en un sitio concreto.

Que han llegado. Que se termina el silencio. Y que no me desagrada tanto como antes.
Acallar mi egoísmo por un rato. No, mi egocentrismo. Firme, incesante. Mantener conversaciones triviales con personas que quiero. No debería ser un sacrificio, porque en verdad los quiero. Los quiero y busco su orgullo por mí. Les demando porque los quiero.
Pero lo que yo debería hacer es dar. Una entrega cotidiana, simple, suave. Acariciar en vez de ladrar. Manejar mis emociones, no ocultarlas, sino intentar dominarlas según el entorno, según quiénes me rodeen. Ser un poco más humana. Menos enferma crónica. Dejar de hacer bromas con aquello que en verdad me hiere. Ser sincera. Solo así aprenderé a escribir.


¿Por qué entrego mi tiempo y mis labios a seres tan diferentes a mí? Desconocidos. Me aferro a mi autoconvencimiento de que deseo ser casual, no relatar mis penas a ningún amante y, sin embargo, les obsequio verdades oscuras a completos desconocidos.
Es como un deshacerme de mí entre risas perversas y sarcasmo fluído pero deshonesto.
Les doy. Me doy. A los que no se interesan en mí.

Tenía frío pero deseaba estar desnuda.
Deseaba desear ser poseída. Extraño los orgasmos, más los de otro que los míos.
Soy una expectadora expectacular. Me extraño desnuda en una cama cualquiera. Me extrano yéndome sin prometer nada pero anhelando dejarlo todo allí, disolverme y nacer nuevamente.
Me extraño seductora, paciente, curiosa, falsa, complaciente.
Me necesito cansada de placer. Debo buscar un/a amante despreocupado/a y casual. Si es mujer mejor. Me humilla saberme una exploradora. Buscar sexo nuevo. Pero no pienso permitirme el caer en uno ya explorado. No. Alguien nuevo. Y no contar nada de mi vida, ni mi pasado ni mi presente. Tampoco mis sueños a futuro, solo superficialmente.
Alguien a quien le alcance con mi presencia, que no exija.
Será una búsqueda frustrante. Caeré y me arrastraré. Me incendiarán. Terminaré abriendo mi caja de no - secretos. De verdades tangibles. Todo saldrá a la luz tan rápido como termine el primer beso. Lo sé. Sin embargo, me arriesgaré.
Porque me gusta perder. ¿A quién no?
Es dulce ser el perro abandonado en un callejón sin salida. Es atractivo. No puedo deshacerme de mi pose. La internalicé, será mía para siempre. (Un año, máximo).


Esquelética.
Me vuelvo ansiosa por todo. Deseo la inmediatez. El té con leche y miel me permitirá cantar otra vez, por eso lo ansío.
Tengo sueño, escribo por aburrimiento (odio hacerlo). Deseo cantar, dar alaridos.
Cuando tengo voz, me quedo callada. Esta vez no pasará.
Histérica, hasta con mi propio ser.

Me siento contenta, aprovecharé el día de mañana. Sí, lo haré. (El comienzo de mi intento por manejar mis cambios de humor).

A la vida hay que hacerle el amor (en definitiva...)


Intriga y ansiedad por mi retorno.
Miedo a la soledad física. Voy a leer y permanecer calma. Creo estar mejor. Al menos mi humor. Pero acá en el campo es un facilismo estar serena. En la ciudad ciertas cosas resurgirán, o tal vez me equivoque. Siempre me equivoco. Esta vez lo espero.


5 de Febrero (o no sé).

Playa. Ansiedad. De todas formas entablé las conversaciones que me propuse.
El día es largo, hay tiempo para exasperarme. Noto la consternación en los demás por temas que no me involucran.
"Lo tuyo es diferente, Cami". Lo sé. Claro que lo sé.

Aguardando la tarde.
Un hombre en la carpa de al lado habla incesantemente, parado, gesticulando mientras otro (o tal vez otros) lo escuchan sentados. Esto no me permite concentrarme en la lectura.
Habla de filosofía barata, antropología de playa y mates. Habla del sufrimiento del hombre protegiéndose tras sus lentes de sol.
Creo que este monólogo me enerva aún más que una charla estúpida entre colegialas. No espera una respuesta: está dando cátedra. Posee (cree poseer) una verdad, cree tener razón. Lo sabe.
Se equivoca, al igual que yo al enojarme por una conversación que no me concierne.

La tolerancia baja junto con el sol. Se oculta y surge el monstruo agotado. ¿De qué? Si casi no participo en las tareas domésticas. De cualquier forma, me agota el observar, las pequeñas expresiones hostiles que intercambio de vez en cuando, la fatiga de los adultos, el exceso de preguntas de los niños.
Monstruo incapaz de reír, incapaz de silenciar la erupción inevitable. Es preferible aislarme, alejarme. Apagarme.


Me fui. No estamos hechos para convivir (mi familia y yo). Adoro los baños en este lugar, disfruto el estar limpia. Qué acotación idiota. Se nota que no tengo algo sustancial de qué escribir. Debo buscar dentro de mí o aguardar por otro sueño revelador. Me quedaré sóla en la buhardilla (pavor).

Punto aparte.

Mi hermana es hermosa. Mi hermano también. Especialmente dormidos.
Fascinación por las personas dormidad. Quiero volverme diminuta y acariciar sus pestañas (grandísima labor abrir los ojos enormes).

Punto final.

(Incómodos pero calmos, recostados en el tronco de un árbol bajo el sol. Recuerdo a mis piernas en ese entonces, blancas y alérgicas, tiritando de frío. ¿Para qué las exhibía, tan feas que eran? Yo te gustaba igual. Mal vestida, mal hablada, mal (hasta que ya no). Fueron segundos ideales de compañía silenciosa y calma. Dulce como tus besos. Lo arruinaste con completa intención. Te lo agradecí (el miedo era inmenso). Sabía dar las gracias y pedir perdón. Sabía excederme y gritar. Sabía llorar de espaldas a vos. Vos sabías callarte, besarme, dejarme.
Te recuerdo yéndote, caminando sin mirar atrás. Una sola vez miraste y me sonreíste sin más.
Yo me sentaba sola a escuchar música y te miraba hasta que desapareciás entre la gente del puente.
Tal vez la última vez que te vi, desee profundamente que te cayeras y te arrollara un camión. Pero lo seguro, lo indudable, es que yo lloraba. Fue el final. Y yo lloraba. Vos te ibas. Y yo lloraba)

Después fue la decadencia.
Las idas y venidad (mías). Los gritos, los viajes inmediatos observando ebria a la gente, hablar mal, caminar peor, llorar. Mi. Mío.


Noche

Una persona molesta inoportuna llega sin previo aviso. De esto me río pero me exaspera. Me cae excesivamente mal. Mi lista negra. Debería hacer una. Pero hoy no poseo el autoestima necesario. Así que me callo. Fumo y me escondo.
Quiero té y eso es todo. Leer, escribir. Té. Miel. Y un arma blanca.

Presiento una discusión. Pretendo buscarla. Lo miraré torcida. No me controlaré (un carajo) ya que todos saben mi condición. Puedo abusar de vez en cuando, la situación lo amerita.
Excusas (extraño confrontar).
Ahora, justo ahora, me callo más que nunca. ¿Por qué? No había indagado en esta cuestión. Quizás no había tenido el tiempo para hacerlo.
Tampoco deseo hacerlo ahora. Debo dejarme ser. Nacer. Padecer. Humedecer. (Pero pero pero...)

La hora de dormir (música, cigarrillos, café).
Están ebrios los hombres, riendo estrepitosamente, las mujeres cocinan y dialogan animadas.
¿Por qué la diferencia de sectores por sexo tan marcada? Tal vez porque la casa es muy grande (en Buenos Aires esto no ocurre).
Me emociona la idea del viaje a Francia. Paciencia, sin embargo.
Ponerme metas me emociona más que el viaje en sí.


Alguien se acordó de mí.
(Retorno de la sensación de unión amistosa). ¿Amigable o amistosa?
La tarta de manzanas también me alegra. Pero hay un ser de más en esta casa. Desubicado. Lo exterminaría.

¿Por qué le dije a esa chica lo hermosa que era? De seguro, ya lo sabe. Y era una obviedad que no iba a interesarse en mí, ebria y desordenada.
Pensé en alguien que no veo hace más de un año. Recordé que no posee sentimientos (los oculta fabulosamente). Me intereso en volver a tener trato con él. ¿Masoquismo? Tal vez no sea tan ficticia mi búsqueda de relaciones casuales y superficiales. Tal vez en el fondo soy de hielo y sólo soy blanda y frágil en la cotidianeidad (pero el hielo también es frágil...)

Fantaseo con que vuelve por mi amor (el ser que me acongoja, el que recuerdo, el que extraño). Fantaseo con rechazarlo, pero no para herirlo ni por orgullo. No logro descifrar por qué. Para abrir más mis heridas, para acumular arrepentimientos, para hundirme con un motivo concreto. Pero, ¿no habías descartado ya la hipocresía de los motivos?
No debo retroceder. Sé que estas fantasías se volverán rutina, como en mi pre-adolescencia triste y obsesiva.
Desearía no ser esa chica otra vez.
Pero el amor (la falta de) me tiene hecha una niña idiota.

Me acostumbré a dormir con la ténue luz acariciándome.
Extraño a Simona, ¿cómo estará? Extraño. Deseo volver y a la vez no quiero la ansiedad del día en que vuelva, ya que será una decepción. Nadie me extraña a mí. Nadie me lo grita, al menos. Yo extraño y grito, aunque nadie me escuche.
No siento deseos de ver el mar mañana. Algo en él me da pavor. Me da nostalgia. Me siento una poetiza fracasada.
Es frustrante mi carencia de talento.
Al menos puedo cantar. Mal, pero yo me disfruto. En mi casa, sóla, cantaré. Todo el día. Seré mi ama de casa. Me masturbaré en la cocina, en el patio, en la terraza.

Ya no sé qué quiero escuchar. Ni encontrar. No deseo dormirme todavía. No estoy cansada, no debí tomar ese café. Ahora tomo té (te sorprendería cuánto cambié mis pequeños hábitos). Estoy inventando destinatarios.

Las copas vacías, el aire viciado, la ropa sucia, mis ojos vacíos, mis brazos flacos. A las 2 me dormiré. Está decidido. Hay que ahorrar (cigarrillos y pensamientos). Es tan idiota decir que nadie me entiende, cuando el entendimiento es la raiz de las falacias. Mis cabellos alborotados como yo.

El amor no es la respuesta.
Sexo
Deseo.
Amanecer en una cuna.
Alguien me acaricia y canta.
Pero soy yo quién canta.
En francés, me agrada oírme.
Serenidad.
No soy una sirena,
le temo al océano.

El que no te ama debería matarte. Si de cualquier forma, el efecto es el mismo. Algo se quiebra. Algo fallece. Pero lenta y dolorosamente.
Al menos un poco de piedad, che.

06 - 02
Es el cumpleaños de Lolo. Si no, mataría a alguien. Al carajo con el manejo.
Hablando de eso, odio los autos. Lo repetí muchas veces ayer. Los odio. Y nadie me escuchaba. Igual lo sabe. ¿Independencia voy a ganar con un auto? Independencia cuando me mude sola.
En unos días la voy a saborear un poco.

No abuses. No desfachatez.
No quiero comenzar a pensar. Quiero seguir dormida y de mal humor. Igual fingir un poco (por Lolo). Disimular. Voy a extrañar a mi compañera. Mi mejor amiga.


Piedras filosas
mi camino andrajoso.
Las siluetas
esperando un suspiro
amaneciendo
la lujuria abandonada.

Anteúltimo día. El océano está calmo. Me mojo los pies y soy feliz así (no deseo sumergirme). Los hombres se idiotizan con el arribo de este hombre nuevo. Me refugio en las mujeres. Me cuesta no observar, no sentirme atraída. Sin embargo, me controlo. Cuando regrese a la ciudad, sentiré la necesidad de siempre.

¿Por qué le doy un gusto si me cae mal? ¿Por qué no le contesto si me habla?
Cállense, deseo leer. No lo lograré, deberé irme hacia otro lugar lo bastante alejado. Busca conversación.
Poseo problemas de concentración, lo sé. Por eso muevo los labios cuando leo en silencio.
Las risas me distraen.
Volveré temprano de la playa.

Encontré un lugar oculto para concentrarme en la lectura. Ciertos fragmentos me conmovieron y hasta identificaron, exceptuando el desagrado hacia Buenos Aires. Quizás se deba a mi desconocimiento del mundo.
Sin embargo, yo también podría jugar a ser un mártir y nadie se apiadaría.
Detuve la lectura por los cambios anuales, como si les debiera una ceremonia.
No deseo oír música, sino el mar. El ir y venir de sus olas. Su melodía. Y a lo lejos, el frío color azul. Algo en él me hace sentir prisionera y deseo viajar, desarraigarme (aunque nunca me consideré perteneciente a ningún territorio en particular).
Pero deseo que mis poemas sean bellos y para eso debo conocer cosas bellas. Vivirlas, no sólo en mis fantasías.
La única belleza que conozco son mis instantes de soledad productiva y mis escasos momento de unión con otro cuerpo herido. El poco amor que ingresó en mi vida.
Y las palabras, todas ellas. Incluso las hirientes, porque de ellas nacen los pocos escritos de los que me enorgullezco.

Mi bisexualidad no me es exclusiva.
Debo saberlo y mantener la intimidad, hasta de mis pensamientos.


Esperando la tarde para caminar sola e inflar globos.
Alguien vuelve arrepentido. No desea que todo esté mal entre nosotros.
Lo perdoné, no me resultó un acto difícil ya que no poseo orgullo. Vuelve para jactarse de sus hazañas con otras mujeres. Pero, ¿para qué? ¿para impresionarme? Desearía volver a verlo y tener sexo risueño. Soy capaz de proponerlo.
Pero esperaré un poco a ver si él también lo (me) desea. Supongo que por algo me pidió perdón. No creo que tenga sentimientos por mí, nunca lo creí, diga (n) lo que diga (n).
El sexo fue bueno y yo ya no estoy tan inestable. Tal vez eso lo empeore.
Mi sobriedad, especialmente.
Tal vez sea mejor continuar con la abstinencia. ¿Para qué? Para no ilusionarme. Para no desestabilizarme y perderme en abismos.

No fui de gran ayuda.
No deseo dialogar hoy. Espero un cambio radical en mí, pero no tendré con quién compartir mi manía. Eso me apaga un poco. Sólo me queda un día y medio en la buhardilla.
Sigo ofuscada por la presencia indeseable que opaca el resto de las voces.
Hoy no pensé tanto en el abandono. Se debe a que existió una especie de retorno y eso me hace sentir menos olvidada. Más reclamada. Igual todo es parcial, no existe una verdad profunda, una entrega real. Mi perdón debería ser parcial también. Pero la abandonada no posee orgullo. No me siento despechada, esa fase ya cumplió su ciclo. Terror de que mi fuego se apague.

La boca cerrada de cuentos con finales abiertos.
La sensación de estar hamacándome tan fuerte que mis pies rozan las copas de los árboles. Pero no lo hacen. El intento es vano pero constante. Al igual que mi esfuerzo por huír.
(En verdad no huyo, sigo en la hamaca, sigo rendida a tus pies).

Quizás la extraño un poco a ella y sus reproches esporádicos, incoherentes. Yo estaba harta y ella fue la que se hartó de mí.
No hubo un encuentro real y aún así algo en ella era atrapande. Quería más. No hay más. Hasta aquí, hasta yo lo sé. Yo, que tan poco sé de vivir, sufrir, amar, mentir.
Pero mucho más me extraño a mí escribiéndole a ella.
Usaba cierta delicadeza que no hallo cuando hablo con hombres. Cierto lenguaje, el mío, el verdadero. Veía por debajo de mi pose y me escupía en la cara, verdades siniestras. ¿Me sirvió de algo? ¿Cambiaré?
Al menos reconozco las obviedades sobre mi misma. Que soy un animal asustado, que ladra pero no tiene dientes para morder.

Debo leer poesía. Debo terminar los diarios. Debo retomar mis largos escritos.
El chico de la estación y Ámbar. No estoy conforme con el nombre de ella. No suena como el nombre de una suicida. Tal vez Josefina (mi futura hija). Mal presagio para ella.
Debo buscar nombres. Encontrar la caja de pastillas en Buenos Aires. Hacer las compras. (Ese tipo de cosas...)

Olvidé tu risa. Hoy. La olvidé por completo. (Ánsias de recuperarla con el insomnio).
No volverá. Ni el recuerdo ni tu risa.

Me preocupa el no encontrar mi medicación.
En verdad, no tengo en qué pensar. No quiero recurrir a los recuerdos de siempre.
Miro por la ventana, doy vueltas, fumo, canto, me canso, pienso, miro, busco, fumo, canto, estiro mis piernas, me canso, me aburro, me pudro.
Acabo de notar que no comí nada en todo el día. Tampoco tengo hambre.
40 cigarrillos al día o más. Esto no es ninguna hazaña. Pero no sé en qué ocupar mis dedos, mi boca.
Boca indeseada y carente de deseo.
Mis dedos largos e inútiles.
Ánsias de romper las copas de vidrio vacías. Ánsias de beber. De sonreír.

Que me lean pocos. Deseo cantar en un bar casi vacío. Deseo cantar blues. Comenzar con mis clases de canto. Extraño dialogar en francés. Acá practiqué muy poco, pero creo estar mejorando. Al menos mi entonación en las oraciones afirmativas cortas. Las preguntas me cuestan bastante. Idioma bello. Dulce, suave. Amo insultar en francés también. Merde alors. Pays de merde. Vie de merde.
Deseos de ver muchas películas.

En el día de hoy estuve un poco ausente. No sentí deseos de comer y mi estómago me reclama. Tuve sonrisas sinceras. Y es todo lo que puedo decir. Leeré esta noche, intentaré ordenar mi ropa, mi cabeza, mi sueño. Intentaré no pensar en exceso. Leo viejos escritos y siento un orgullo bobo. Se acortaron mis emociones (quise poner mis oraciones, pero...).

Noche

Ingenua aspirante a escritora de culto.
Ingenua, por sobre todo el resto de las cosas.
Le grité mi intolerancie, no me contuve. Tampoco me arrepiento.
Mañana me voy. Llegaré el miércoles temprano, cuidaré a Simona, cantaré como hoy (pero nadie me escuchará), miraré las fotos, comenzaré a leer algo nuevo, iré a ver a Rita (confusión: ¿qué contarle? no me callaré como de costumbre).
Volveré y estaré sola. Luego ocuparé los días hasta el regreso de mi familia.
Estoy calma, descansada, aunque mis ojos delatan necesidad de dormir. Aún no lo deseo. Terminar el libro, mover mis labios ya que no puedo cantar (todos duermen) y no tengo con quien conversar.

Temor que al regresar, personas que ahora pienso como si fueran fantasmas me acechen.
Temor a caer, intencionalmente, en sus redes, en su estupidez. Me atrae la estupidez, eso es sabido. De no ser así no hubiera perdido el tiempo (las palabras) con tantos estúpidos. Estúpidos que saben herirme, dejarme, mancharme.

Detenerme. La ceremonia (fumar, pensar en lo leído - tarea imposible - sumergirme en mi superficial mundo de papeles - y ni siquiera - oír la música, leer idioteces, pensar otras tantas pero sin nadie que se ría junto a mí).
Debería seguir leyendo. Pero todo lleva su tiempo en mi pautado insomnio.
Si tomara las pastillas, comenzarían a dormirse mis extremidades y ya no podría controlarme, tocarme, sentirme. Bailo sin moverme de esta cama sucia.

Tuve un orgasmo pensando en un hombre, por primera vez en mi vida. Más bien en un niño, con un miembro de hombre audaz. Deseos de ser maltratada, otra vez. Sometida, dominada.
Es extraño estar excitada con esta presencia molesta en la casa. Tal vez fueron el odio y mi arrebato lo que me encendió. Soy maravillosa para enojarme, debería haber alguien filmándome cada vez que escupo insultos y gesticulo histérica. Y también cuando me toco.
Pero eso no, eso es mentira.
Debería tener al menos un orgasmo diario. Por segundos, olvidé mi trastorno, los médicos, el análisis, las pastillas, el cigarrillo quemando mis dedos, el orgullo, el abandono, la preocupación por la falta de control.

Terror de que haya ingresado un mosquito en mi oído. Ruidos. Lo imagino luchando por salir de ese oscuro infierno. Ahora me siento mosquito (ya no más hormiga).

Terminé los diarios de A. Pizarnik y no me conmovieron sus intentos fallidos de suicidio.
Tal vez por mi ansiedad por terminarlo, mi frialdad nocturna. Debería releer las últimas páginas en mi casa, de día, bajo el sol.

¿Por qué no tengo sueño? Si hasta hace un rato mis ojos estaban muertos.
Tampoco estoy empleando mi insomnio en pensamientos productivos. Pienso en los mosquitos, en el humo, en la ampolla infectada de mi pierna, en que mañana me voy (pero eso lo sé).
¿Cuánta plata tendré para sobrevivir sola unos días?

07 - 02
Playa: me cagaron el último día. Váyanse a la puta que los parió.
Conversaciones interminables de fútbol. Voy a ir como Alfonsina hacia las rocas. Newells, River, Velez. Cállense. Who caressssss mother fuckers. Les roban la plata y son concientes.
Y hablan. Y toman alcohol y en ellos me molesta porque hablan a gritos. Y porque yo estoy sobria. Aunque estuviera ebria, me molestaría igual, pero tendría la falta de escrúpulos para mandarlos a su puta madre. Ahora lo hago, con la mirada. No sé qué es peor.
Sueño irrecordable. Sueño profundo.

"Escucha Bob Dylan, que bien, lástima que es ortiva".
No lo soy, simplemente no te tolero a vos.
Al menos ahora hablan de muerte. La prefiero antes que al fútbol, claro.
Igual siento un orgullo absurdo en que se me reconozca mi gusto musical y literario.
Poseo todos los pecados capitales, salvo la gula.
Aunque tal vez el café y los cigarrillos...

Lectura fantástica. Francesa e inglesa. Deseos de escribir cuentos cortos dignos de ser publicados. Deseos de encontrar un título impactante pero suave, acostumbrable.

Lectura de un cuento fantástico excepcional. Estoy obnubilada, pero a su vez, me siento incapaz. Mi estilo es diferente (inferior). Confío en que mis estudios y mis lecturas me perfeccionarán, pero no ciegamente. Lo que debo hacer es emprender una búsqueda.
Encuentro similitudes con mi abuela: la impaciencia por comunicar algo, una noticia, cualquier cosa. Una urgencia desmedida por confiar a otro sus ideas, sean simples o grandiosas, aunque lo simple puede ser grandioso y viceversa.

Sé que extrañaré a mi mamá, de una forma insoportable.
Pero vivo haciéndolo, incluso cuando convivimos. La extraño si está preparando la cena, bañando a mis hermanos, etc. Pero también la extraño cuando le hablo, a veces. Esto me desconcierta y lloro. Alguna de las dos está ausente. (Los escasos encuentros son sublimes).

La merienda con mi abuela no cambió gran cosa. Tal vez estaba más feliz cantando recostada en la arena.
De todas formas, me gusta escucharme hablar de mi futuro trabajo y mis proyectos. Me creo la persona que planeo ser, a medida que suelto las palabras ensayadas.

Envidia de la labor en equipo de las hormigas. El viento es su único enemigo.
En horas me voy. En otras tantas llegaré.

Abstracción. Debo hallarla.
Debo tranquilizarme si deseo leer todo lo que deseo leer. Además...
¿Qué resultará del reencuentro con Rita? ¿Luciré mi pose o me desnudará con su risa socarrona?
Deseos de estar ya en mi casa, de saltearme los saludos y los viajes.
La maleta está cerrada. El cenicero será lo último que guarde. Es lógico.
De mis defectos no quiero hablar. Me escudo en ellos como si fueran bellos y son sólo eso: fallas. (Que no deseo corregir). Y poder, puedo poco.
Mi ego creció y durmió en un corto período de tiempo, el día de hoy.
Tengo voz, ya no soy una hormiga o una brujita. Me alegra poder cantar. Pero, ¿a quién puedo impresionar?
Extraño, imagino (planeo) nuevas formas de encuentro. Todas son un fracaso rotundo.
Concentración en personas que no me interesan pero que se relacionan con aquellas que sí lo hacen. Esto las vuelve interesantes. Por eso cometo errores.
Deberían interesarme todos, si al fin y al cabo lo hacen. Hasta los desconocidos. Hasta los autos que pasan. Hasta los muertos.

Truenos increíbles
¿Será un viaje lluvioso?

Deseos de maquillarme como un gatito, como cuando me pasaba los días ebria y las horas eran olvidables. Lo más lindo, lo olvidé. Lo fatal, hace eco en mí.

(Continúan los truenos)

Comentarios erróneos por todos lados. Me descargué un poco, con sutileza. Como una dama (¿qué carajos?)
Esto quería evitar: la preocupación. Guárdenla para cuando me haya ido.
La espera. Intolerancia. Amor por los que se quedan. Indiferencia por los que están allá.
(Pero todo esto cambiará, pero la lluvia, pero los relámpagos, pero las voces)

"Creo que no sos vos la loca, sino todos nosotros". El único comentario indicado (suave).

Mi hermano llora porque me voy. También mi mamá.
Esto me da tristeza. Pero ya no lloro.

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