22.11.10

Lo que el amor deberìa ser

Aunque no nos interese prácticamente nada de lo que esta sociedad tiene para imponernos y que mi idea del amor sea estar recostados en una nube de algodón turquesa mirándonos las caras sin nada que explicarnos ni explicarle a nadie; creo que es momento de decirte cómo me siento desde que decidiste acariciar con tus alas este cuerpo cansado y frío, desde que por alguna mística razón apareciste con tus secretos y tus verdades perfectamente diseñados para volverme completamente loca. Que, aunque creo que nada de esto es del todo real, con vos yo me siento real. Me siento parte de un mundo de sueños entrelazados también, me siento fuerte y dispuesta y también fresca y liviana; capaz de flotar entre las personas pero a la vez atenta y conectada con cada una de tus maravillosas cosas y formas de interpretar la vida.
Siempre creí que todo tenía un principio y un final, pero hoy en mi cabeza está dando vueltas la -no tan- loca idea de que existe algo infinito entre todo este malón de sentimientos efímeros. Y que quizás mis ganas incontrolables de hacerte mío en cuerpo y alma sean lo efímero, lo infantil, lo inocente y que todo esto se termine, bien o mal, algún día; pero puede que mi necesidad vital de que seas completamente libre y puedas volar sobre las cabezas huecas que abundan este mundo, sea eterna. Que mi cuerpo quizás quiera otros cuerpos, mi corazón se enamore de otros corazones y mis pies decidan recorrer nuevos caminos; pero que mi alma a través de los tiempos se llene de placer al conocer que la tuya está en paz, que tus cicatrizes no son tan profundas y que al menos por un hermoso período de tiempo pude ser partícipe y autora de algunas de tus risas y de algunos de tus locos arranques de inspiración. Que pude ser tu musa y también pude cuidarte como a un niño y llenarme y enamorarme de cada momento en que decidiste dejar caer tu más instintiva lluvia de sentimientos sobre mí. Que pude escucharte y decirte todo lo que creí bueno en su momento para vos y para los dos. Sé que mi amor no siempre fue puro y mis pensamientos y decisiones nunca estuvieron del todo libres de egoísmo y quizás sea porque todavía me falta crecer y liberarme de todo aquello que nos enseñaron siempre... que el respeto entre dos y el compromiso consiste en poseer, en celar, en prometer, en ceder y en negociar. Perdón, pero no sé negociar y mi corazón nunca entendió por qué debe constantemente jugar a poner límites que no quiere poner. No quiero limitarte y no quiero que te pierdas de vivir ni lo fabuloso ni lo catastrófico por mí; solo quiero ser el número de urgencias al que llames cuando decidas dejar de caminar solo por los senderos de este mundo y necesites sentir la seguridad de mi mano.

Y perdón, pero debo admitir también que durante el tiempo que me acompañaste, nunca dejé de querer lo mejor para mí, aunque me haya lastimado y olvidado tanto de mí misma a lo largo de los tiempos que nos tocó vivir parados como estatuas sin avanzar ni retroceder y estancados en necesidades de un sistema que no entendemos. Quizás la elección que estoy tomando me llene de contradicciones a partir de que me separe completamente del estigma que nos crean las ideas teóricas de relaciones afectivas y es probable que nuestra relación no sea constante y estable por el mismo motivo por el cuál no vale la pena dejarnos manejar como marionetas. Puede que lo políticamente incorrecto que hay en vos sea lo que me hace amarte tanto y no tus maneras caballerescas y tus dotes de compañero fiel. Quizás al no ser constante, lo que tenemos sea más intenso y por eso discutamos tanto; quizás termine por comprender que no necesito nada más que recostarme al lado tuyo y mirar juntos los dibujos que un día hicimos entre risas en el techo de tu cuarto. Lo que sé es que no miento, en esto que te digo no miento: no prometo nada que no vaya a cumplir pero sí proyecto y nadie puede evitar que lo haga, ni siquiera vos. Y lo que proyecto para los dos son vidas fantásticas caminando de las manos, noches estrelladas compartiendo el silencio de saber que nada es más fuerte que nuestras ganas de extender nuestros momentos para siempre, proyecto detalles, segundos, palabras sueltas que al pasar no significarían nada pero que retumban como tu voz en mi cabeza, sonrisas de mañanas en calma y un amor tan grande como cada una de las mentiras que nunca te voy a decir.

1 comentario:

  1. hermoso..
    si alguien me llegara a decir eso me muero.
    afortunado el dueño de tan lindas palabras.

    Marez

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